16. Can't believe the words came out of your mouth.

Alex se frotó los ojos mientras bajaba por las escaleras. Después bostezó y se recogió el pelo en un moño mal hecho. Había pasado una noche mala. Bueno, no solo la noche, sino también el día anterior, por no hablar de la cena, en la que tuvo que evitar las miradas de desprecio que le regalaba Harry.
Uf... Si las miradas matasen...

Así que ahí estaba ella, a las nueve de la mañana mientras todo el mundo dormía, yendo a la cocina a por un vaso de algo que beber, o algún trozo de algo que comer. En definitiva, algo que la despejara un poco.


Harry oyó un ruido y se despertó. Seguro que era Sophie que había bajado para comer chocolate, o algo así. Se levantó, se revolvió el pelo y salió de su cuarto, para después empezar a bajar los peldaños y pillar a su hermana con las manos en la masa. Pero para su sorpresa, no era ella, sino que Alex era quien estaba allí, de espaldas, alzándose un poco para intentar coger un bol. Él se apoyó en el marco de la puerta mientras la veía.
Llevaba un jersey blanco apagado de manga larga, que le quedaba un poco grande por lo que se lo tenía que remangar por los brazos. No llevaba pantalones de pijama, es decir, iba con la ropa interior, que consistían en unas bragas de Barrio Sésamo. Por lo demás, llevaba unos calcetines altos, que también se remangaban haciendo que sus piernas pareciesen más largas y destacasen más.
Harry tomó aire, sin apartar la mirada de ella, y entró en la cocina.


- Podrías taparte un poco, ¿no? - Alex se giró sobresaltada, con el bol en la mano y miró a Harry con cara de indiferencia.

- ¿Y me dice eso el chico que solo lleva un pantalón? -Harry esbozó una sonrisa ladina.

- Es que yo tengo algo que enseñar, a diferencia tuya, - ella resopló y se echó cereales en el bol.

- Perdona, pero harías lo que fuera por estar con una chica como yo, asi que no me vengas con cuentos. - el chico soltó una carcajada.

- No te lo tengas muy creído, que lo único bonito que tienes es el pelo. Y de tetas... - Alex se ruborizó y a la vez de enfadó - Bueno, ahora casi todas las chicas están bien de pecho, asi que no destacas. por otra parte hablando del trasero... - Harry posó su mirada en ese sitio y chasqueó la lengua - Yo que tú reduciría la dieta de los cereales. - Alex abrió la boca indignada.

- ¿Estás diciéndome en toda la cara que tengo el culo gordo?

- No... - el chico se quedó un segundo en silencio - Ah si, eso es lo que he dicho. - La ira estaba empezando a dominar a Alex.

- Olvidame - cogió sus cereales y una cuchara y empezó a caminar hacia el salón.

- Sí, pero tápate, que hay niñas pequeñas en esta casa. - habló Harry saliendo de la cocina.

- ¡Que me olvides! - gritó ya harta lanzandole lo primero que había pillado, que era un cojín de un sillón de la sala. Harry rió y desvió su camino hacia las escaleras, y desapareció por ellas.



(...)


Victoria volvió a suspirar. Estaba en su cuarto, aquella tarde de septiembre, asomada a la ventana mientras miraba sus manos, que jugaban a entrelazarse los dedos. Una de ellas lo hacía con precisión, en cambio la otra tenía que hacer movimientos más lentos, ya que era la mano con la que dio el golpe el dia anterior, y estaba dañada con moratones y pequeños cortés, impidiéndole un poco la movilidad.
Se había cuidado de que sus padres no notasen nada, ya que la idea de la "hija perfecta" se iría en cuanto viesen su mano. Además, tampoco se le ocurría una excusa lo suficientemente buena como para que se la creyeran y se quedasen tranquilos.


- ¡Victoria! - la chica se giró rápidamente a la vez que escondía la mano en la manga de la sudadera y anduvo unos pasos hacia su madre.

- ¿Sí?

- Te he estado llamando por lo menos tres veces. - dijo Martha.

- Ah lo siento, no lo he escuchado - ella frunció el ceño y puso una mano en la mejilla de su hija.

- Victoria, cielo, ¿estas bien?

- Sí, claro  mamá... Em, ¿por qué iba a estar mal?

- Te noto rara.

- Pues tranquila que no me pasa nada. 

- Vale. Bueno, nosotros nos vamos - los padres de la chica iban a salir aquella tarde fuera con unos amigos, a tomar algo aprovechando que ese fin de semana no estaban muy liados. 

- Está bien, os veré esta noche.

- Tienes la cena sobre la encimera.

- Vale mamá.

- Adiós - se acercó a su hija y le dio un beso en la mejilla. Después se fue del cuarto y Victoria se asomó al pasillo, viendo cómo su madre desaparecía de su vista. Oyó algún grito a modo de despedida por parte de su padre, y finalmente escuchó cómo la puerta se cerraba.


Ahora estaba sola en casa. Sola... Como siempre. Liam tenía razón, no tenía amigos en su colegio. Además, las únicas chicas que podía llamar amigas eran su prima y Bianca, y ya está. Dos amigas y punto. Y respecto al tema amoroso... Liam, que era el único chico que le había importado hasta ahora, la odiaba. Bueno, no era seguro de si él la odiaba, pero ella si que le odiaba a él, porque le había dicho demasiadas cosas como para merecerse ese sentimiento.
Pero a la vez le quería, porque en una semana había hecho por ella más que lo que otra persona hizo nunca, y Victoria sabía que debajo de ese Liam malo, estaba el bueno que seguía colándose en su ventana para besarla. 
Asi que era una mezcla de amor-odio. Aunque la chica solamente quería asimilar la parte negativa, ya que se negaba a admitir que podía llegar a sentir algo grande por un chico, y más si era aquel chico que la había hecho daño.

Y con estos pájaros en la cabeza, Victoria suspiró, pero de repente oyó un ruido detrás suyo. Se giró y se llevó una mano al pecho del susto, a la vez que ahogaba un grito.
Hablando del rey de Roma...


- Vete. - dijo ella fría después de recomponerse.

- ¿Qué tal tu mano? - preguntó Liam acercándose.

- He dicho que te vayas.

- Y yo te he preguntado por tu mano.  - ella bufó. Adiós al amor-odio, lo dejamos solo en odio. ¡Y es que ese chico era insoportable! Victoria aprovechó este instante para mirarle entero. Llevaba unos vaqueros y una camiseta granate de Black Sabbath. Para qué engañarse, iba muy guapo.

- No te aguanto, lo sabes, ¿no? - se cruzó de brazos, aún escondiendo su mano.

- Algo me has dicho. - Liam se acercó más a ella, pero Victoria retrocedió.

- En serio, vete.

-No me voy a ir hasta que me enseñes la mano.

- Ah bien, bonito momento para ser un buen samaritano - ironizó. Se dio la vuelta y empezó a andar por el pasillo Tenía un nudo en la garganta, pero sobre todo lo que tenía eran ganas de llorar, muchas. Oyó que Liam le seguía los pasos.

- Dame tu mano - volvió a insistir.

- Ahora mismo lo único que te voy a dar va a ser la opción de irte de mi casa.

-Técnicamente no es tu casa, sino de tus padres porque no creo que tú la hayas pagado. - Victoria soltó un grito de estrés. Cogió a Liam de un brazo (con la mano buena) y tiró de él hasta llevarlo a la entrada. Abrió la puerta y empezó a empujar.

- ¡No quiero volver a verte en mi vida! ¿¡Te queda claro!? - le gritó sin piedad. Después, reuniendo una fuerza sobrehumana, empujó a Liam fuera de la casa, y cerró la puerta.


Tomó aire y se llevó las manos a la cara, mientras iba resbalando por la puerta hasta llegar al suelo. No podía con ella misma. ¿Por qué Liam tenía que irritarla de tal manera? ¿Por qué no se limitaba a dejarla en paz? ¿Por qué a pesar de tanta rabia que sentía hacia él, a veces era incapaz de seguir enfadada?

No sabía cuando tiempo llevaba así, cobijada bajo sus manos, sin saber si reír o llorar, simplemente hecha un lío, con ganas de matar a alguien, pero a la vez de que la den un abrazo. Solo levantó la cabeza cuando oyó un ruido en las escaleras, volviendo a darse otro susto.


- Deberías cerrar las ventanas. - dijo Liam volviendo a aparecer delante de ella. Victoria empezó a hiperventilar, a la vez que se ponía de pie, se quitaba una chancla y fieramente se la tiraba. Liam, con una sonrisa la esquivó y aprovechó para meterse en la cocina. Ella le siguió muy, muy cabreada. - Oh, pulpo a la vinagreta, me encanta - exclamó el chico pinchando con el tenedor en la comida que Martha le había dejado a su hija sobre la encimera. Victoria tembló de ira. Cogió su otra chancla y se la lanzó, pero Liam se agachó a tiempo. Él empezó a rodear la mesa que había en el centro de la sala, con Victoria en los talones, y acabó saliendo de la cocina. El chico se ocultó tras una pared, esperando a que ella saliese, y así lo hizo después de dos segundos. Liam la agarró por sorpresa de la cintura y cambiaron los roles. Ahora era Victoria la que estaba pegada a la pared. 

- Liam déjame. - le pidió ella.

- No.

- Por favor déjame. - suplicó más.

- He dicho que no. - Victoria tensó la mandíbula a la vez que ponía sus dos manos en el pecho del chico para empujar y apartarle, pero Liam fue más listo y agarró sus muñecas. Después se acercó la mano mala y empezó a mirarla. Victoria se quedó observando como él, no apartaba la vista de las heridas, como las miraba frunciendo el ceño, como si de verdad se preocupase. - Tiene buen aspecto, pero podría estar mejor - dijo él - ¿Por qué narices pegaste a una farola? 

- Porque me salía del coño - respondió ella malhumorada. Liam sonrió.

- ¿Y tu feminidad? 

- Yo soy femenina con quien merece que lo sea.

- ¿Y yo no me lo merezco? - Liam seguía con las manos de Victoria agarradas por las muñecas, solo que esta vez, las alzó y las pegó contra la pared, por encima de la cabeza de la chica. Sin ella darse cuenta a tiempo, estaban muy cerca, muy muy cerca.

- Pues no, no te lo mereces - contestó balbuceando.

- Vaya - dijo Liam sonriendo - Parece que te estoy poniendo nerviosa. - Él notó como Victoria movía un poco las piernas, asi que rodeó con las suyas las de ella, y las juntó, para que quedasen acorraladas, a la vez que juntaba su cintura a la de la chica.

- A mi lo único que me pones es enferma - Victoria sabía que no era así. Si no que también la ponía de otra forma, por decirlo así. Y es que no había más que ver la cercanía a la que estaban. Madre mía, y sus caderas y cinturas juntas, que así no le extrañaba a Victoria que notase cosas de Liam que no debería notar. El chico volvió a sonreír y bajó su cabeza al cuello de Victoria, mientras dejaba en él un sendero de besos. Ella cerró los ojos unos instantes. Era tan suave... Tan tierno... Rápidamente abrió los ojos y se centró en la situación. Victoria echó hacia un lado el cuello - ¿Pero qué haces, gilipollas? - Liam la miró fijamente.

- Demostrarte que no me odias.

- Unos besos mierdas en el cuello no van a demostrar nada. Es más, técnicamente me estás obligando ya que no me dejas libertad.

- A esto no te obliga nadie. - Liam subió sus manos desde las muñecas de la chica hasta entrelazar los dedos y juntó los labios con los de ella. Sin darse cuenta, a los pocos segundos Victoria ya estaba respondiendo al beso de Liam. Movían sus labios al compás, dejando cada uno que la lengua del otro atravesase las fronteras de sus bocas. Creando fuego entre los dos, creando magia. Liam abandonó las manos de Victoria y las llevó hasta su cintura, tirando lentamente de ella para que sus cuerpos se pegasen más. Ella aprovechó la libertad para rodear el cuello del chico, haciendo que ya no fuesen dos personas que se besaban, sino que se fusionasen formando un único organismo.


'Ey, ey, ey, ey, ey. ¿QUÉ COJOÑOS ESTÁ PASANDO?' pensó ella a la vez que abría los ojos y empujaba a Liam apartándole.


- Ya decía yo que no me odiabas - respondió con picardía. A Victoria se le encharcaron los ojos. Se acercó al chico y se soltó un bofetón con el que se podría decir que se quedó a gusto.

- ¡Ya está bien! ¿¡No!? - gritó con todas sus fuerzas mientras la primera lágrima caía y cerraba los puños con intensidad. Estaba segura de que sus heridas se estaban abriendo y de que volverían a sangrar. Liam tenía puesta la mano en la mejilla. - Lo has conseguido. Me has insultado, me has humillado delante de mis amigas, me has recordado que en mi colegio no tengo a nadie con el que acercarme, me has vuelto a insultar, me has dejado confundida, me has irritado, me has cabreado, me has hecho llorar...Ya todo me da igual Liam. - más lágrimas. Él la miraba serio - Haz lo que quieras. Como si me violas. Si pretendías conseguir algo, lo has hecho. Ala, has ganado. Da igual que te besase Emily o que yo besase a Zayn. Has conseguido hacerme muchísimo daño de verdad. Y siéntete orgulloso de ser el primero. Me dijiste que me olvidase de ti... Al menos permíteme que cumpla lo que me pidas. - Y más lágrimas se adueñaron de su rostro. Victoria se tapó la cara. Ya le había hecho demasiadas cosas, el colmo sería que la viese llorar como una niña pequeña. Se apoyó en la pared y se escurrió en ella, hasta acabar en el suelo, como tantas veces había hecho. Liam no apartó la vista de ella. Tragó saliva, con el objetivo de a ver si se deshacía ese nudo enorme que se había colado en su garganta. Agarró el pomo de la puerta principal y la abrió.

- Tú también me has hecho bastante daño, pero ni siquiera te acuerdas de ello. - dijo secamente a la vez que abandonaba la casa.


Y Victoria lloró. Lloró mucho.
Lloró en esa posición hasta que pasaron horas, lloró cuando se levantó, lloró cuando tiró la comida de su madre a la basura, lloró cuando llegó a su cuarto, lloró cuando se puso el pijama, lloró cuando se metió en la cama, lloró cuando se durmió.
Pero sobre todo lloró cuando aquella noche tuvo un sueño sobre Liam, o mas bien, una pesadilla.



(...)


Alex estaba en la mesa del Starbucks sentada con Niall, mientras jugaba son el vaso vacío. Había llamado al chico rubio aquella tarde para dar una pequeña vuelta por ahí, y tras estar a su rollo, acabaron en un Starbucks tomando un café.


- Gracias por sacarme de casa. - dijo ella.

- Bueno, tú me lo pediste y yo te saqué. Pero así de buen rollo, ¿por qué me llamaste a mí y no a una de las chicas o algo así?

- Pues mira... Victoria está en fase zombie por Liam y se entera de poco, a Bianca ya le di el coñazo ayer, Harry ya sabes que me odia, estoy un poco resentida con Liam por el tema con mi prima, el pobre Zayn ya tiene suficiente con sentirse mal por besar a Victoria y Louis como que no porque ya sabemos cómo acabará la cosa... ¿Nos levantamos? - Niall asintió y lo hicieron.

- ¿Pero cómo que sabemos "cómo acabará la cosa"? - salieron del local y empezaron a andar.

- Ya sabes, él y yo... - alzó las cejas.

- Ah claro, ya entiendo. Pero creía que a ti te gustaba Louis.

- Sí, pero no quiero empezar algo con él estando amargada porque al imbécil de Harry le apetece tocarme las narices. No me parece justo para Lou.

- Mmm, tiene sentido.

- Bueno, dejemos este tema, que voy a acabar conspirando contra Harry y no quiero, que es tu amigo. A todo esto, tú me tienes que contar algo.

- ¿El qué?

- Te vi bailando muy... Concentrado con Cecilia en tu fiesta. - Niall sonrió.

- Ah eso.

- Y... ¿Qué más?

- Pues nada más. 

- Creía que la odiabas.

- Yo no odio a nadie. Simplemente bailé con ella porque me apetecía bailar con alguien, y ella estaba cerca y me debía un baile.

- ¿Asi que esa es la razón?

- Sí.

- Vale... - dijo Alex alargando la "a" pero sin creerse un pelo lo que aquel peculiar irlandés decía.


Siguieron andando y caminando, hasta llegar a la casa de la chica. Habían pasado una gran tarde, como mejores amigos que eran. Se entendían perfectamente, y se complementaban en casi todo. Y por supuesto, ambos disfrutaban con la estancia del otro.

Alex entró en su casa más relajada que cuando se fue, y subió a su cuarto inmediatamente, sin pararse a observar si Harry o alguien más estaba por ahí, simplemente llegó a su habitación y se tiró en la cama, a la vez que ponía la canción de "Stay" de Rihanna. Varias canciones se reprodujeron, mientras Alex seguía con la cara clavada en el colchón.


- Alex - dijo una voz. Era Sophie.

- Hola - contestó la joven sin levantar la cabeza.

- Dice mamá que si tienes algo de color para lavar.

- ¿Mamá? - se sorprendía de que a su tía la llamase así, ya que Alex nunca lo había hecho.

- Bueno, no puedo llamarla Grace toda la vida. Y va a ser mi madrastra, pero eso suena a bruja, asi que la llamo mama. - Alex soltó una pequeña carcajada sin ganas.

- Pues dile que no tengo nada para lavar.

- Vale. Oye, ¿por qué estás así, como plof?

- Porque Harry es gilipollas - la niña suspiró.

- No te preocupes. Los celos hacen que se vuelva más idiota de lo que es. 


Alex levantó, esta vez, la cabeza escopetada y miró hacia la puerta, pero ya no había nadie.
¿Celos?

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Holaaa, no tengo mucho tiempo. Simplemente decir que gracias a todas por leer (digo todas porque creo que todas sois chicas)

Bueno, QUE YA HEMOS LLEGADO A LAS 10000 visitas!

Y que las cosas entre Liam y Victoria se pondrán muy asdfghjklñ pronto, ya que en pocos capítulos se desvelará el secreto de Liam.

Además, faltan muchas cosas por pasar, que en mi opinión, las cosas que están pasando ahora son una mierda comparada con las que van a pasar, pero bueno.

Aun queda mucha historia.

También por ask una persona me ha dicho que era su cumple. No se si me la ha colado para que subiese hoy o si era verdad, pero aun asi FELICIDADEEES:) Y bueno, ya está.

Por cierto, sabeis que quedan 7 días para que saquen Best Song Ever?

Creo que voy a morir *.*

Bueno, BESIIIS, SE OS QUIEREEE:)