jueves, 25 de julio de 2013

19. Cause you were right there and I should have taken the chance.

 *HACE NUEVE MESES, EN UN LOCAL EN LAS AFUERAS DE LA CIUDAD* 

La música golpeaba tan fuerte que parecía que iba a derribar las paredes. Miraras a donde miraras, había vida. Una pareja bailaba en el centro, bastante junta. Se notaba la atracción entre el hombre y la mujer. Se notaba que entre ellos había algo. Solo había que observar cómo a ambos le brillaban los ojos al conectar sus miradas, sin olvidarse del detalle de sus cuerpos pegados y de sus caderas moviéndose al compás, elaborando movimientos de vaivén, como modo de vía de escape a todas las necesidades que había en ese momento.En una esquina, a unos veinte metros de la pareja que bailaba, había una mesa, y en ella, un grupo de amigos. La atención estaba en dos chicas morenas en el medio, que se besaban sin pudor alguno. Quién sabe si todo era fruto de una apuesta, o si el alcohol había tomado parte en ello, o puede que incluso fuese porque de verdad sentían amor la una por la otra, quien sabe.Adentrándonos un poco más, investigando en los cuartos de baño, específicamente en el de mujeres, se hallaba una pareja, en una cabina, copulando sin remordimientos. Él la sujetaba, ella le besaba. ¿Eran novios? ¿Amigos que habían tenido sus sentimientos reprimidos y por fin se soltaban? ¿O puede que solo desconocidos?Tanto esta pareja, como las dos chicas que compartían sus labios, como aquellos que danzaban, tenían una historia. Muchas cosas les habrían pasado para acabar justo en el momento, en el lugar, en el que están. Puede que una de esas historias sea la historia más bonita del mundo, o la más alucinante, o puede que la más triste. No lo sabemos, y tampoco lo sabremos. ¿El por qué?Pues porque la historia importante esta noche, no es ninguna de aquellas.La historia que nos interesa es sobre otro chico y otra chica que se llegaron a conocer.Me gustaría decir que su primer encuentro fue mágico, que saltaron chispas entre sus miradas, que se juraron amor eterno con solo verse.Pero esto no es un cuento de princesas, puesto que esta historia tiene tanto de cuento como tiene la Madre Teresa de Calcuta de putón verbenero. Es decir, nada.Asi que procedamos con nuestro no-cuento de princesas.

Un chico, castaño, piel clara debido a la estancia del invierno, se apoyaba en la barra. Un vaso de ron con Coca-cola descansaba entre sus dedos, con la mitad de la mezcla aguardando en su cuerpo. Llevaba ahí una hora y media, y no pensaba irse sin conseguir algo. O más bien alguien...Cerca, una chica con el pelo castaño claro y unos increíbles ojos azules, caminaba hasta el paradero del chico. Sintió varias miradas ponerse en su cuerpo antes de llegar. Varios chicos que pensarían en ella durante ese segundo. La chica sonrió irónica y continuó andando. Se posicionó al lado del chico de la barra, simplemente porque quien ocupaba ese lugar, se había ido, y era el único libre que quedaba, puesto que la barra estaba infestada de gente.Vio al camarero en la otra punta, atendiendo a otra gente. Ella resopló, tenía sed y no le gustaba esperar. Miró de nuevo al camarero, pero su mirada se desvió hacia un chico que estaba detrás, mirándola. Era moreno y con el pelo echado hacia atrás. Bastante guapo, la verdad. Victoria le dedicó una de sus mejores sonrisas, aquella que había ensayado tantas veces frente al espejo, para después saber fingirlas. El chico se mordió el labio y la miró más profundamente. Un vínculo se estaba construyendo entre ellos. La joven se movió un poco, inclinándose de una forma más provocativa.El chico que estaba a su lado en la barra notó como ella le rozó el brazo, y se giró para mirarla. Solo veía una cabellera brillante y con aspecto de seda de color cobre oscuro, tirando a marrón. Ella tenía la vista fija en alguien. Se fijó en el chico que recibía las miradas de ella. Tragó lo que le quedaba en el vaso y acercó su boca al oído de la chica, para decir algo.

- No se va a acercar - ella se giró sobresaltada en cuanto le escuchó. 
- ¿Qué? - dijo confundida. 
- Que el chulo que te interesa no se va a acercar a ti, al menos de momento. 
- ¿Ah sí? - preguntó ella volviendo a fijar los ojos en su presa. 
- Está claro, le gustas, pero no lo suficiente como para abandonar ese sitio, ya que el camarero le atenderá en pocos minutos. 
- Bueno es saberlo - dijo ella asintiendo. 
- Aunque si a lo mejor te insinúas un poco más, puede que renuncie a su bebida. - ella miró de reojo al desconocido que estaba detrás de ella y sonrió brevemente. 
- Pues esto em... Gracias por la ayuda. - le volvió a mirar, esta vez de forma entera, y de fijó en una chica rubia a dos metros de distancia. - Pues si te interesa, que sepas que esa quiere contigo - dijo mirándola. Él se giró y miró a la chica del pelo de oro, que le devolvía la mirada tímida. Le guiñó un ojo pícaro, haciendo que la chica se ruborizase. 
- Supongo que gracias a ti también - dijo él girándose para mirar a la chica de su derecha. Ella miró a ambos lados, buscando a algún otro camarero que la pudiese atender. 
- ¿A quién hay que follarse aquí para conseguir una maldita copa? - preguntó al aire ya desesperada. 
- Hombre, si te follas al dueño de todo esto te digo que no sólo conseguirás una copa - ella sonrió, riendo un segundo por lo bajo y le miró, más atentamente que antes. Ahora él miraba al frente, ofreciendo el perfil a la chica. Era guapo, con el pelo ni largo ni corto, y una nariz respingona bastante llamativa. Además, tenía una mandíbula marcada que daba ganas de recorrerla con besos. Ya está, decidido. Esa sería su nueva y final presa de aquella noche. 
- Soy Victoria - dijo ella entregándole la mano. Él giró la cabeza y centró su atención en ella, en sus increíbles ojos azules. 
- Yo Liam - concluyó él aceptando la mano de la hermosa chica, sin saber que eso sería el principio de algo grande.

(...)



Niall daba toques con sus dedos sobre la mesa del pupitre. La gente iba entrando, y él miraba para ver si alguna de aquellas personas era una cierta chica rubia con ojos azules. En ese momento entraron Alex y Biaca, quienes le saludaron y después fueron a su sitio. Segundos después fue Zayn el que entró, y repitió el mismo proceso.
Se podía decir que él estaba nervioso, y era así. Ayer, cuando Cecilia se fue tan rápido, se quedó confundido. Pensó que a lo mejor era alguna cosa de ella, algún flush que le había dado, pero es que estaba... No sé, fue algo distinto. Y eso a Niall le preocupó.
Al fin, la vio entrar en el aula. Ese día no llevaba una trenza, pero con el pelo suelto estaba igual de guapa. Llevaba una falda gris con una camiseta blanca, y encima una chaqueta de punto, además de unas botas. La mirada de la chica se juntó con la de él, pero fue apenas un segundo, porque la desvió con orgullo y fue hacia su asiento.
Niall observó cada uno de sus movimientos: como se sentaba, como depositaba su mochila negra sobre el respaldo de la silla, cómo se sacudía el pelo, como ponía el archivador sobre la mesa, como hablaba con Emily cuando esta entró, etc. Incluso la siguió mirando cuando ella apoyó los brazos en la mesa y la cabeza sobre ellos. Cecilia, por su parte, giró la cara en numerosos momentos, para encontrarse con las esferas azules de Niall, fijamente en ella. Le ponía nerviosa que no la dejara en paz con la mirada. Resopló varias veces hasta que se cansó.


- ¿Quieres dejar de mirarme? - dijo ella harta, frunciendo la mejilla izquierda de forma que un ojo se entre cerraba, y el labio superior se alzaba, regalando una ligera mueca de desprecio.

- Es divertido hacerlo - Cecilia se llevó las manos a la cara. Que sulfuración.

- Pues deja de hacerlo.

- Tienes unos ojos bonitos, ¿lo sabes? - dijo Niall atentamente.

- ¡Que dejes de mirarme! - imploró ella.

- Vale, vale - Niall se movió de forma que quedó sentado dándole la espalda. Cecilia estuvo a punto de acercarse y darle una colleja por su suma estupidez, pero también estuvo tentada a reírse, pero esto último lo alejó de su cabeza. - Ayer no hicimos nada del trabajo. - dijo Niall sin darse la vuelta. - Tenemos que volver a quedar. Hoy podría...

- ¡No! - le cortó Cecilia antes de que dijese algo. - Hoy no me apetece quedar porque no me da la santa gana.

- Vaya, parece que hoy tampoco has dormido bien. Te has levantado malhumorada.

- Uf, oye, ¿te podrías callar? Es que tu voz es una tortura en mis oidos. - Niall se giró y la miró. ¿Cómo podía ser tan bipolar?

- Ya veo que la norma vuelve, la echaba de menos. - tras decir esto Cecilia arrugó la nariz, centrándose en mirar la pizarra de enfrente y en despreciar en su cabeza a Niall.


En ese momento, un alegre Liam entraba en la clase con una sonrisa en la cara, para sorpresa de Niall, Alex, Bianca y Zayn, ya que esos días el chico había resultado estar amargo. Él se sentó en su sitio y saludó a todos.


- Vaya... - dijo Alex - ¿Algo que tengas que contar? - Liam se encogió de hombros.

- No, la verdad es que no.

- Pero es que...

- Tío, ayer y antes de ayer tenías una cara de culo impresionante - dijo Niall dándose la vuelta. - Y hoy... No.

- Ya - contestó el castaño con indiferencia.

- ¿Ha pasado algo con... ? - empezó a decir Bianca.

- ¿Con Victoria?- ella asintió con delicadeza.

- Que va, y no pasará nada. He decidido que voy a pasar del tema y de ella.

- Creo que haces bien - dijo Alex, y todos la miraron - A ver, yo conozco a mi prima, y es raro que todo aquello que teníais fuera a alguna parte - miró a Liam - Sin ánimo de ofender - él hizo un gesto con la mano, restándole importancia.

- Pues a mí me pegáis. - dijo Bianca. Ella también dudó en si contarle a Liam lo de que ayer ella y Zayn vieron a Victoria, pero prefirió no hacerlo.

- Y a mi -secundó Niall.

- Una persona puede pegar con mucha gente. Asi que en definitiva - habló Liam mientras entraba el profesor de Biología en la clase - que adiós Victoria, total, solo fueron un par de besos...


Pero ni en los mejores sueños él se haría creer que solo fueron un par de besos.


(...)


Todo el mundo salió a afuera para disfrutar de los veinticinco minutos de recreo que tenían. Alex y Bianca, más cuatro chicos (puesto que Louis no había venido ya que "estaba malo") estaban en su mesa de siempre, hablando.


- Uf... Su nombre... - dijo Alex pasándose las manos por los ojos - No me acuerdo.

- A ver - habló Zayn - Estaban Doraemon, Nobita, Shizuka, Gigante y... el otro, el niño pijo ese.

- ¡Sí! No me acuerdo de como era.

- Gigante en realidad se llamaba Takeshi, ¿sabeis? - comentó Liam con tranquilidad.

- ¿Te acuerdas del nombre de Gigante, que nunca se decía, pero no del del otro chico? - dijo Alex subiendo las cejas. Liam se encogió de hombros.

- Uf... - bufó Zayn - es que tengo el nombre en la punta de la lengua... Empezaba por "s"...

- Suneo - respondieron a la vez Harry y Bianca. Se miraron y sonrieron cómplices.

- ¡Eso! -dijo Alex - Suneo, es verdad...

- Pero aun así la mejor serie de dibujos no es Doraemon - habló Zayn - Siempre van a ser los Simpsons o Padre de Familia.

- O South Park. - añadió Harry.

- Yo siempre fui fan de Dragon Ball - dijo Liam.

- ¿A que sí? - habló Alex - Esa y Pokemon - él asintió y chocó los cinco con la chica.

- ¿Estáis tontos? - dijo Bianca - ¡Zatch Bell! - todos la miraron con cara rara - Sí, joe, lo del niño mamodo rubio que lanzaba rayos por la boca - todos siguieron con la misma cara de confusión.

- Perdonadla - comentó Zayn pasando una mano por el pelo a su amiga - Se dio un golpe de pequeña y no quedó bien.

- ¿Te mato?

- El golpe también hizo que desarrollara pensamientos violentos - dijo él sonriéndola. - Y bueno, lo de la cara ya fue irreparable. - Ella, a modo de venganza le tiró de los pelos de la pierna, haciendo que pegase un pequeño grito y elevase la rodilla, dándose con la mesa. Bianca le sonrió exageradamente.

- Ey rubio- le llamó Harry a Niall - estás muy callado. - Y era la verdad, puesto que casi no había abierto la boca. Y es que el chico se había pasado en recreo con la cabeza apoyada en las manos. ¿Por qué hoy Cecilia no quería quedar para hacer el trabajo? A ver, que sí, que lo de hacer un trabajo no es algo que suene sumamente alucinante pero joe, cuando se negó lo hizo de una manera... A lo mejor la chica tenía algo que hacer, y por eso no podía, pero si fuese así se lo hubiese dicho de otros modos y con otras palabras.

- Niall... - le llamó Liam ya que él no se había dado cuenta de que ahora la atención estaba en él.

- Eh sí, ¿que pasa? - dijo despistado.

- La cosa es que qué te pasa a ti. - dijo Alex.

- Ya, hoy no has hecho bromas, ni comentarios graciosos sobre miembros viriles, ni si quiera has sacado algo para comer - enumeró Bianca.

- Em... Pues anda - empezó a decir el chico - Simplemente cosas que tengo en mi cabeza. - Miró a todos y sonrió brevemente tratando de convencerles. Se frotó los nudillos hasta que quedaron blancos - Por cierto, voy al baño. - se levantó inmediatamente y comenzó a andar, pero se dio la vuelta en dirección hacia ellos - Ah, y que sepáis que las mejores series siempre van a ser Oliver y Benji y David el Gnomo - dicho esto se dio la vuelta y comenzó a ir al baño.

- ¿Qué creéis que ha pasado? - dijo Zayn.

- Conociéndole - empezó a hablar Liam - lo más seguro es que se le haya estropeado la nevera.




Niall salió del baño tras hacer sus necesidades, beber agua y lavarse la cara. El timbre ya había sonado puesto que lo había oído desde donde estaba. Cuando estuvo en el pasillo, la gente ya se juntaba para ir a sus clases. Un brazo se posicionó en sus hombros y tiró de él hacia el aula.


- Nialler - dijo Zayn - Venga cuéntame qué te pasa. - el rubio sonrío brevemente.

- Nada, tonterías mías. - el moreno le miró con el ceño fruncido y el otro resopló - Cecilia - aclaró finalmente.

- Mmmm vale... ¿Y qué pasa con ella?

- Pues que no sé, está rara conmigo. - Zayn soltó una risa por lo bajo.

- ¿Y eso no ha sido así siempre?

- A ver bueno, sí, pero estos últimos días con el trabajo de Literatura... No sé, estuvo más maja un día, pero después zasca! De nuevo vuelvo a ser el insoportable Horan. - Zayn se pasó una mano por el pelo a la vez que chasqueó la lengua.

- No se lo tengas mucho en cuenta. Cecilia es difícil, además a veces tiene ralladas por cosas familiares y tal. Créeme, que la conozco bien.

- Claro que bien... La conoces profundamente, ¿verdad? - dijo Niall guiñándole el ojo. Ambos sabían de lo que hablaban mientras entraban en clase.



(...)



- Que me dejes en paz - dijo Cecilia malhumorada a su hermana, que la muy gilipollas encontraba super divertido tocarla las narices en aquellos días en los que ella no estaba de buena actitud.

- ¿Y si no quiero? - resopló. Odiaba a su hermana. ¿Nunca la dejaría en paz? Y siempre se llevaba las broncas por su culpa. Bueno, y es que además sus padres siempre estaban de parte de la pequeña, puesto que para ellos, Cecilia siempre tenía la culpa, en todo.

- Déjame, ¿vale? - su hermana se quedó un momento apoyada en el marco de la puerta mientras Cecilia estaba con la guitarra. Rápidamente entró en la habitación y cogió el móvil de su hermana. Salió de ahí corriendo. - ¡KATE! - gritó hecha una furia. Recorrió el mismo camino que su hermana. La encontró en el sofá cotilleando sus cosas - ¿¡Pero tú eres imbécil!? - se lanzó sobre ella y le arrebató el móvil.

- ¿Qué pasa aquí? - su madre apareció por ahí frunciendo las cejas, como siempre. Miró a la mayor con cara de desaprobación y después a la pequeña, suavizando los gestos. Kate se las había arreglado para poner la cara más triste posible.

- Mamá - dijo ella fingiendo un sollozo - Yo solo quería que me dejara jugar con su móvil, pero nunca me lo deja, y después se ha tirado sobre mí haciéndome daño - Cecilia alucinaba. ¿Cómo podía tener una hermana tan puñetera?

- Te juro que... - empezó a decir.

- ¡Ya estamos otra vez! Cecilia, ¿por qué tienes que ser así con ella? Estoy harta de que Kate solo quiera algo tuyo y tú la rechaces. ¿Qué clase de ejemplo es ese?

- Pero...

- Cállate - le cortó bruscamente su madre - Me enerva que hagas lo que te de la gana. No solo con tú hermana. ¿Sabes lo que me ha contado la vecina? Que le han dicho que últimamente te ven con muchos chicos - Ella bufó - Lo que me faltaba, ¡que mi hija sea ligera de cascos?

- ¡Mamá! - Cecilia estaba que no aguantaba más. Encima con el mal día que llevaba... - ¿Y crees más lo que te dice una pedante vecina antes que lo que te pueda decir tu hija?

- Pues mira, sí.

- Ayer y antes de ayer fue a casa de un chico - habló Kate.

- ¿Eso es verdad? - dijo la madre.

- ¡Te dije que era para hacer un trabajo!

- Ya claro, la cosa es qué tipo de trabajo... - Cecilia abrió mucho la boca.

- No creo que hayas dicho eso... Vamos, es que esto es de coña... ¡De puta madre! - iba a explotar, lo presentía, agarró su móvil y empezó a andar.

- ¡En mi casa no quiero palabrotas! - gritó su madre desde abajo.

- ¡Me la suda!


Cerró la puerta de su cuarto y se dejó deslizar hasta el suelo.
No podía más. Estaba harta de todo.
Tenía una madre que pensaba que era una puta. Su padre pasaba de ella. Su hermana le tocaba los cojones a dos pares. No tenía verdaderas amigas, solo dos secuaces sin personalidad. Y respecto a los chicos nunca tuvo suerte pues ellos siempre la querían para lo que la querían, y ella, como era ingenua, acababa siendo engañada. Y esto originaba su mala fama actual. En el colegio la miraban con miedo, o con cierto desprecio. Había tenido que crear una actitud mala hacia la mayoría de la gente porque no le salía otra. Y para colmo lo último con Niall...
Vaya mierda de todo.
Cecilia notó como ya no podía más y las lágrimas se le juntaron en los ojos.
Desearía volver atrás en el tiempo y empezar a ser ella misma. Quizás todo fuese diferente.
Sintió que esas paredes de su cuarto se le hacían desconocidas. Necesitaba a alguien en ese momento, y decidió acudir a aquella persona que en esa semana le había dedicado al menos una cierta atención.
Se calzó, cogió lo necesario, y salió por la ventana.


(...)


Liam apoyó los brazos en la barra y giró la cabeza para contemplar durante un segundo lo que había detrás de él. La discoteca estaba más viva que nunca. Volvió a fijar su mirada en la pequeña chica castaña de su derecha.
  
- ¿Y qué estudias? - preguntó ella añadiendo un aleteo de pestañas. Liam suspiró. No iba a mentirle diciendo que era mayor de edad. 
- Estoy en el penúltimo año del instituto. - Victoria sonrió.  
- Aparentas ser más mayor, en plan de estar en la universidad. - él se encogió de hombros - Yo estoy en el mismo curso. - Liam frunció el ceño. 
- ¿Estas de coña? - ella negó con la cabeza y Liam recorrió su cuerpo con la mirada. Definitivamente aparentaba más edad,  a pesar de ser más baja que él. 
- ¿Y como has entrado aquí?  
- Carnet falso - contestó él. - ¿Y tú? 
-Me camelé al portero - Liam sonrió y negó con la cabeza. 
- ¿Y tu instituto cual es? - ella dudó antes de contestar. Sabía por experiencia que no debía dar muchos datos de ella, que pudiese revelar su paradero.  
- Ah, uno de por aquí, de las afueras. 
- Yo voy al OEHS. - ella se atragantó un poco. Ese centro estaba cerca de su casa. Victoria tomó aire. - Creo que tu tío chulo te ha abandonado - ella miró a donde Liam le indicaba y efectivamente el chico moreno se había ido. 
- Bueno, tu chica rubia tampoco está - Liam comprobó que esto era cierto. 
- A lo mejor nos han visto a nosotros dos hablando y se han aliado para intentar darnos envidia. - dijo él y ella sonrió. 
- A lo mejor están por aquí, en algún sitio, esperando a que les veamos - Ambos se giraron apoyando la espalda en la barra y mirando hacia los lados. 
- Y si estuviesen por aquí mirándonos... - Liam inclinó la cabeza y cambió su posición, poniéndose enfrente de la chica, mientras la acorralaba entre sus piernas. Ella le miró mordiéndose el labio - ... sería divertido darles celos, ¿no crees?  
- Puede ser. - Victoria alzó la mano y echó hacia atrás el pelo del chico. Liam la sujetó por detrás de la cintura, pegándola a él, y se fueron juntando. Los centímetros desaparecían entre ellos, las respiraciones se juntaban. El aire que ella soltaba, él lo tomaba, y vicerversa. Victoria añadió otra mano y la colocó en la nuca del chico, preparando la posición para ser besada. Liam se juntó más a ella, y cuando la chica cerró los ojos, cuando ya solo quedaban un par de milímetros, él cambió su recorrido acabando en el cuello de ella, dejándola confundida. Ella sonrió como una tonta mientras él depositaba pequeños besos desde su clavícula a su mandíbula, elaborando un sendero, haciéndola sufrir por demorar el beso en los labios que ella quería. Liam también estaba sufriendo, pues ansiaba con ganas unir su boca con la suya. Le había fascinado esa chica, simplemente porque no parecía la típica guarra tonta que se comportaba como una prostituta barata. Liam se separó y la miró, y se quedó durante unos segundos así. - ¿Piensas besarme o qué? - dijo ella con un tono casi desesperado. Liam se encogió de hombros sonriendo y se dio la vuelta, andando hacia la pista de baile. Sabía que ella le seguiría. Y así fue, porque anduvo tras él hasta alcanzarle y tirar de su brazo, con una ceja levantada. - A mi nadie me deja con las ganas, ¿sabes? - dijo divertida. Juntó su cuerpo al de él y empezó a moverse provocativamente acariciando su cuerpo al ritmo de la música. Liam supo contenerse y le puso las manos en la cintura. Ella, para subir la temperatura de la situación, puso una mano en el muslo del chico y comenzó a subir, hasta rozar brevemente el asunto del chico. Liam tragó saliva - Vaya, parece que ahora te he puesto nervioso - río delicadamente. Él, necesitado, agarró a la chica y la llevó  atravesando la pista, hasta ponerla contra una pared. Cogió una pierna con una mano, levantándola, mientras que la otra sacó la blusa de la falda y empezó a colarse bajo ella. 
- ¿Alguna ves has oído eso de que si juegas con fuego acabas quemándote? - ella sonrió y se inclinó hacia él. 
- Soporto muy bien las altas temperaturas - dijo entre suspiros, ya que la mano de Liam había subido por su ombligo todo recto, hasta acabar entre sus pechos, los cuales, después, fueron acariciados por su mano. El chico llevó sus dedos hasta el hombro izquierdo, acariciando todo lo que pillaba a su camino. 
- Mmm... Sujetador sin tirantes. Mi favorito. - miró atentamente a Victoria y viajó su mano hasta su espalda, y de un solo movimiento desabrochó su ropa interior, sacándola después por la blusa. Ella le miraba entrecerrando los ojos y con la boca abierta. - Te avisé - dijo él divertido. Victoria resopló, pero con una sonrisa. Le gustaba este chico. Tenía... algo. Los demás chicos que había conocido eran muy sosos la mayoría, deseando que Victoria hiciese todo. O simplemente se reducían a lo básico y punto. Pero Liam... Él ponía juego en todo aquello, él dejaba en el cuerpo ese gustirrinín de "quiero más". Él era especial. - ¿No te estás agobiando en este sitio? - dijo Liam con el sujetador en la mano. Ella asintió - Vamos. 
- ¿A donde? - preguntó. 
- A mi casa. No hay nadie - Victoria sonrió. Normalmente era ella la que tenía que pedir que fuesen a algún sitio. 


Liam cogió con la mano libre a la chica y tiró de ella, atravesando el local y saliendo, no sin antes recoger sus abrigos. Esperaron en la calle, echándose alguna que otra mirada, hasta que encontraron un taxi libre que les llevaría a su casa. Ambos se metieron y Liam dio la dirección.Tras varios minutos de caricias sobre la ropa, de risas silenciosas y de necesidades a punto de estallar, el coche paró en una calle. Él pagó al taxista y ayudó a la chica a bajar.  

- Bonita casa - dijo mirando la construcción de color blanco, con tejas oscuras. Se fijó en el resto de la calle. No estaba lejos de su casa, si eso a unos quince minutos andando, puede que veinte. 
- Es más bonita por dentro - Liam tiró de su mano llegando a la puerta, sacó las llaves y abrió. 
- Oye, a todo esto, ¿me devuelves mi sujetador? - Liam la miró mientras cerraba la puerta y negó con la cabeza. 
- ¿Para qué devolvértelo si después te lo volvería a quitar? - Victoria agachó la cabeza. Admitió que se había ruborizado. Caminaron por un pasillo hasta llegar a un gran salón, donde predominaban los colores ocres y el verde caqui. Victoria se fijó en una cosa que le llamó la atención. Se deshizo del agarre del chico y fue hasta un mueble, con marcos de foto dentro. 
- ¿Este eres tu? - dijo ella riendo. Era una foto en la que aparecía él de pequeño con solo un pañal y los labios fruncidos. Liam se pasó la mano por el pelo, agachando la cabeza, mordiéndose el labio y arrugando la nariz. A Victoria, ese gesto le pareció lo más adorable del mundo.  
- Em... Fue hace mucho tiempo - explicó él. Victoria sonrió de nuevo. Se dio la vuelta hacia él y siguió mirando el salón. 
- Voy a investigar tu cuarto. - ella salió corriendo tras una mirada fulminadora de Liam. A ver qué encontraba... Fue tras ella y subió las escaleras. Llegó al pasillo y vio su puerta abierta. Entró y encontró a la chica mirando todo lo que había. La abrazó por detrás. 
- Que rápido has encontrado mi habitación - le susurró en el oído con un beso en el cuello incluido. 
- No tiene mucha pérdida cuando en tu puerta hay un cartel con tu nombre. - Liam sonrió.  Ella abrió mucho los ojos y se separó, yendo hacia una esquina de la habitación en la que había una estantería, que contenía un objeto que la atrajo - ¿Es el antifaz de Batman? - dijo entusiasmada.  Liam se acercó. 
- Sí, uno de los muchos que utilizaron. - ella miró obsesionada - Lo conseguí en una subasta de la Comic Con del año pasado.  
- ¿¡Has ido a la Comic Con? - pegó un grito ahogado - ¡Yo siempre he querido ir! - ella siguió investigando al estantería. - ¡Y tienes comics! 
- ¿Te gustan? - Liam la miró sorprendido. Joder, esa chica cada vez le gustaba más. 
- ¡Claro! Pero tengo que esconderlos, porque mis padres son muy defensores de que sea una niña fina y femenina - hizo una mueca de asco y Liam rió. Miró el antifaz de Batman de nuevo, y después al chico. - Liam... 
- ¿Sí? 
- Mmm... ¿Puedes ponértelo? - dijo señalando la pieza negra. Él sonrió y levantó la caja de cristal que acogía el objeto. Después, con cuidado, se puso el accesorio y miró a la chica. Ella abrió la boca sin decir nada, elevando las comisuras de su boca. - ¿Y qué tal? - dijo acercándose a ella. Victoria iba retrocediendo, hasta chocar con una pared. 
- Joder, potente. - expresó ella. Liam sonrió y se juntó a ella, pegando su cuerpo al suyo. 
- Soy Batman - dijo él poniendo voz grave, al igual que lo haría Christian Bale. Ella soltó una carcajada y Liam creyó morir. Su risa era preciosa. Él se fue acercando mucho más, hasta atrapar el labio inferior de la chica entre sus dientes. 
- ¿Esta vez me vas a besar? - dijo ella tras separarse con una sonrisa. 
- No solo eso - contestó él quitándose la máscara y poniéndola en una mesilla. Después se inclinó sobre ella y la alzó, agarrando sus muslos mientras Victoria cruzaba sus piernas por la cintura de él. Y finalmente, junto al deseo de ellos, él la besó, llevándola también hacia la cama.


(...)


- ¿A dónde vas? - preguntó Harry asomando su cabeza por la puerta de la cocina. Él llevaba un delantal ridículo con un sol en el centro, ya que le tocaba lavar los platos.

- No te incumbe - le respondió Alex poniéndose las Converse rápidamente. Harry dejó de hacer lo que estaba haciendo y fue hacia la entrada, se apoyó en una pared y miró a la chica.

- ¿Vas a salir con alguien? - Alex se encogió de hombros. Harry se mordió el labio - ¿Co... Con Louis? - Alex alzó al cabeza y le sonrió maliciosamente.

- Puedes ser. ¿Por qué?  ¿Te molestaría? - al chico se le hizo un nudo en la garganta.

- N... Ni lo más mínimo - dijo rápidamente. - Adiós Alex. - Se fue de ahí y volvió a la cocina, tras una sonrisa triunfante por parte de la chica.


Alex, por su lado, salió de la casa y fue corriendo hasta el Starbucks que estaba a unas manzanas de distancia. Entró y se sentó en la mesa en la que estaban Bianca y Victoria.


- Siento al tardanza - contestó a la vez que cogía aire.

- No pasa nada - dijo Bianca.

- Te he cogido lo que te gusta- Victoria le entregó un café Mocca Blanco. - ¿Qué tal Grace?

- Histérica - contestó ella - Está super nerviosa con el tema de la boda.

- Es que queda super poco, solo una semana y media.

- Ya...

- ¿Y los demás? - dijo Bianca - Robin, Harry, Sophie...

- Pues Robin está bien, si eso pocas veces un poquito alterado, Sophie está ilusionada por ser la que lance los petalos de flores  detrás de mi tía en la iglesia, y Harry está como siempre. - continuaron hablando un poco mas sobre bodas, vestidos y tal, hasta que Alex decidió sacar un tema - Vics...

- ¿Sí? - dijo ella. Alex miró a Bianca, y empezaron a hablar.

- Liam hoy... Ha llegado sonriendo a clase...

- Ha decidido que va a olvidarse de ti, directamente - concluyó Bianca. A Victoria se le removió el estómago, bajó la mirada pero después la volvió a subir. Suspiró.

- Pues me parece muy bien. Yo solo le haría daño. No estoy hecha para las relaciones. ¿Y sabéis qué? Este fin de semana voy a ir a una discoteca, voy a escoger a un chico y voy a... - se quedó callada.

- ¿Y vas a...? - dijo Bianca.

- Iba a decir que a tirárselo, seguro. - Pero Victoria no contestaba. Se había quedado en silencio, mirando sus manos. No, no, no podía ser.

- Joder... Me cago en la leche... - consiguió decir.

- ¿Qué? ¿Qué pasa? - preguntó su prima.

- ¡Por eso Liam decía cosas como que sería la segunda vez que le haría daño o mierdas de esas!

- No me estoy enterando - dijo Bianca. Victoria suspiró y rápidamente se puso de pie.

- Me tengo que ir, lo siento. Es urgente - ella estaba inquieta. ¡Tenía que comprobar si era cierto como ella creía!

- Pero...

- Adiós. - cogió sus cosas y salió del sitio dejando a todas con la boca abierta. Agarró su móvil y marcó un número.

- ¿Sí? - dijo una voz al otro lado.

- Niall, necesito que me des la dirección de la casa de Liam.


(...)


Cecilia se limpió los ojos y llamó al timbre. Al segundo se arrepintió de haberlo hecho y se dio media vuelta. ¿Qué pensaba haciendo eso? Además, con lo mal que le había tratado esa mañana... Seguro que la desprecia, aunque total, uno más uno menos...
Oyó cómo la puerta se abría detrás de ella.


- Creía que hoy no quedábamos para lo del trabajo - dijo él. Ella se giró y le miró. Tenía el móvil en la mano. Involuntariamente comenzó a andar hacia él - ¿Has llorado? - ella bajó la cabeza deteniéndose sin mirarle a los ojos. - Victoria, te tengo que dejar - Cecilia subió la cabeza y vio a Niall, que la miraba fijamente, con el teléfono ahora pegado a la oreja - Sí, esa es la dirección - se quedó callado unos segundos - Denada, adiós. - colgó y guardó el aparato en el bolsillo. Después, inmediatamente, llegó hasta donde estaba Cecilia y se plantó frente a ella. - ¿Qué ha pasado? - preguntó preocupado. Ella no respondió, solo paso por brazos por la cintura de él y le abrazó, siendo correspondida por las extremidades del chico. Cecilia respiraba fuerte y deprisa, debido a que estaba alterada, pero en los brazos de Niall se sentía segura y tranquila. Cuando el chico notó que el cuerpo de ella se había relajado, se separó y la miró a los ojos - No me vas a contar lo que ha pasado, o al menos de momento, ¿verdad?

- Verdad - dijo ella en casi un hilo de voz. Tomó aire y se pasó la maño por los ojos - Solo quiero olvidarme por un momento de todo y... - dejó de hablar y suspiró. Niall se quedó pensando mientras ella jugaba entrelazando sus dedos. De repente se le ocurrió una idea.

- Sígueme - dijo.

- ¿A dónde vamos?

- ¿Confías en mí?

- La verdad es que no mucho. - Niall se giró hacia ella frunciendo el ceño y con los brazos en jarras - era broma - aclaró ella. Niall empezó a andar hacia un lado de la fachada, en el que había una especie de puerta enorme, que Cecilia supuso que era el garaje.

- Mmm, vale.  - dijo él cuando llegaron - Quédate ahí que yo voy a abrir desde dentro - Cecilia asintió y se quedó quieta viendo como el chico rubio entraba en la casa y, minutos después, abría la pesada puerta del garaje dándole a un botón. Ella se interno en aquel espacio y observó lo que había. No había ningún coche, por lo que supuso que Niall estaría solo en su casa de nuevo. Se fijó en un bulto que había, con una manta beige cubriéndolo. Niall se acercó a esto y agarró de la tela, la cual en pocos segundos fue retirada - ¡Y aquí está! - Cecilia observó la moto que ahora estaba presente en el garaje. Era negra y bastante grande para el juicio de ella, pero es que tampoco es que la chica fuese muy alta. Pero aún así le encantó.

- ¡Dios, es genial! - de acercó a ella y empezó a acariciar el asiento -  ¿Vamos a montar?

- Claro que sí - dijo Niall. - No lo he hecho últimamente porque aquí todo me pilla cerca, pero para viajes largos la uso. - Se subió a la moto y se echó un poco para delante, dejándole sitio a ella. - ¿Te subes, nena? - habló Niall poniendo voz grave y entrecerrando los ojos. Cecilia dejó escapar una sonrisa, y diez segundos después ya estaba sobre la moto.

- ¿Vamos a montar sin casco? - preguntó ella. Él se encogió de hombros.

- Sí, ¿por qué no?

- Porque nos puedes poner una multa - Niall hizo un gesto restándole importancia.

- Soy un chico rebelde. Las multas no son para mí - ella negó con la cabeza.

- Además, ¿y si me trago un bicho?

- En cualquier caso el que se tragaría el bicho sería yo, tú solo te tragarías mi pelo.

- Igual de horrible, o incluso peor.

- ¿A qué te dejo aquí? - le amenazó él divertido.

- Uf, venga, arranca ya. - Niall encendió el motor y en unos segundos había abandonado el garaje, circulando por la carretera. Cecilia se agarró a sus hombros y puso una mejilla en su espalda. No iba a hacer lo típico de pasar sus manos por la cintura de él. Sería un cliché muy típico.


En ese momento, Cecilia se sentía feliz. El aire empujaba su pelo, haciendo que se creasen ondas doradas en él. Sentía la frescura del ambiente, de la llegada del otoño. Sentía la velocidad. Cerraba los ojos y lo sentía todo.
A veces de dedicaba a asomar un poco la cabeza y ver cómo el pelo de Niall era echado hacia atrás, mientras conducía concentrado. Ella miró sus mejilla derecha, que cuando el viento la azotaba, temblaba ligeramente. Como si fuera un impulso, posó un dedo sobre ella, hundiéndolo en la blanda carne. Niall dejó escapar una ligera risa, haciendo que su boca se ensanchara, que las mejillas se arrugaran, por lo tanto Cecilia quitó el dedo.


- ¿Qué haces? - preguntó él.

- Me apetecía tocarla. - él volvió a sonreír.

- Por cierto, ¿a dónde vamos?

- No sé, - dijo él - a algún bosque o algún prado con flores, tipo peli. - ella soltó una pequeña carcajada. Volvieron a quedarse un rato en silencio. Ella apoyó de nuevo la mejilla en la espalda de él y cerró los ojos, dejándose llevar. No era la primera vez que montaba en moto, ni mucho menos, pero si era la primera vez que disfrutaba tanto de un viaje como aquel. Niall, mientras tanto, visualizó algo que se parecía algo que buscaba. Era un prado con algunos matorrales e hierbas altas, y algún que otro árbol. Aprovechó que en un tramo de la carretera no había quitamiedos y se internó en el espacio que le gustaba. Cecilia abrió los ojos cuando notó como la moto ya no iba sobre un liso asfalto, sino sobre tierra. Niall condujo más, hasta adentrarse en un lugar donde los árboles eran más abundantes y su follaje más denso, y paró la moto ahí. Ambos se bajaron.

- Me gusta - dijo ella observando el sitio. Niall asintió compartiendo la opinión. La chica se quitó la chaqueta y la depositó en el suelo. Después, se tumbó y apoyó la cabeza sobre ella. Niall hizo lo mismo después de ponerle el seguro a la moto. - Cuando llegue a casa tendré palitos y hojas hasta en las bragas - la chica sonrió tímidamente.

- Cecilia...

- ¿Ajá?

- ¿Me vas a contar ya lo que te pasaba? - ella giró la cabeza y se encontró con sus ojos, sus dos azules e increíbles ojos. Tomó aire, dudando entre si contárselo o poner como excusa que la regla le cambiaba mucho el estado emocional. Pero algo vio en su mirada, en la de él, que la convenció de que Niall era un chico en el que se puede confiar, por lo que las palabras empezaron a salir solas y Cecilia le acabó contando todo lo que había pasado, e incluso también como se sentía.

- ... Asi que resumiendo: mi madre, mi vecina y seguramente casi toda la gente me considera una puta, mi padre pasa de mí, mi hermana es gilipollas, no tengo amigas verdaderas y en el instituto solo me ven como un polvo más. ¡Tachááán, la historia de mi vida! - dijo esto último con ironía. Se volvieron a quedar en silencio - ¿Que piensas?

-Pues que, perdóname, pero tú familia es imbécil si no te saben valorar, y que si la gente del instituto te ve así es porque no te conoce de verdad. No conocen a la Cecilia que se queda dormida discretamente en ciertas camas - ella se mordió el labio ruborizándose -, ni la Cecilia que come mucho, ni la que toca la guitarra, ni la que disfruta como una niña pequeña montando en moto. - Niall dejó de mirar los árboles y se centró en ella, con una media sonrisa en la boca - Pero yo sí conozco a esa Cecilia, a la verdadera, y no pienso que seas un polvo ni mucho menos. - ella soltó el aire bajando la mirada, tímida. Puede que nunca nadie le hubiese dicho algo así. - Y en cuanto a Tania y Emily... Uf, mira que yo no tengo nada en contra de nadie, pero intentan ser igual que tú, y no tienen peronalidad, son muy pedantes. ¿Has pensado en dejar de ir con ellas? - ella sonrió irónicamente.

- Ya claro, ¿y con quién voy entonces? ¿Sola? No gracias.

- ¡Pues conmigo y con mis amigos! - dijo él poniéndose los brazos por detrás de la cabeza. Cecilia se entretuvo un segundo mirando cómo se le estiraban sus biceps antes de contestar.

- ¡Já! Alex me odia...

- No te odia, solo que no empezaste con buen pie con ella. - ella resopló.

- Y Harry creo que huye de mí o algo así. - Niall soltó una carcajada.

- Hombre, es que te llegaste a obsesionar un poco con él. El año pasado casi ni le dejabas en paz.

- ¡Oye! - dijo ella divertida y dándole un manotazo en la tripa - Simplemente me gustaba y yo pues... Me acercaba a él.

- Y una cosa... - dijo Niall sacudiéndose el pelo - ¿Te... sigue gustando?

- Pues... - se quedó pensando, mirando al vacío - En teoría debería ser que sí pero... Hace mucho que no pienso en él, y como que cuando el veo ya no me surgen cosquillitas en la tripa o algo así.

- ¿Cosquillitas? - dijo él medio riéndose.

- Pues sí, cosquillitas. - se cruzó de brazos fingiendo estar enfadada pero le volvió a mirar y rápidamente se le pasó todo. Pero eso sí, en su mente apareció el pensamiento sobre Niall que hizo que ayer se fuese de su casa, y no puedo evitar el preguntar - Niall...

- ¿Sí?

- Tú... ¿Por qué eres tan bueno conmigo? En plan, que yo a veces me sobro contigo, por ejemplo esta mañana y tal...

- Quiero ayudarte.

- ¿Ayudarme? - dijo ella confundida.

- Sí, a que seas tú misma.

- ¿Y.... No pretendes conseguir nada? - dijo pensando en esos chicos que solo querían acostarse con ella.

- Hombre, con una simple amistad yo soy feliz. - Cecilia sonrió como una tonta y rodó sobre su cuerpo, para quedar pegada a él y, casi involuntariamente, abrazarle. A Niall le pilló de sorpresa, pero acabó dando de vuelta el abrazo. Esa chica estaba llena de misterios. Y la verdad es que ambos estaban bastante cómodos el uno con el otro, por lo que se quedaron así durante un buen rato, con solo sus respiraciones como palabras.



En cierto momento, a Cecilia le resultó rara la situación. ¿Niall tanto tiempo sin hablar? Imposible.
Levantó la cabeza y vio que el chico tenía los ojos cerrados y la boca entreabierta, dejando escapar el aire por ahí.
¡Estaba dormido!
Cecilia tuvo que taparse la boca para o reírse. Parecía un oso.
¿Qué hacía? ¿Le despertaba?
No, iba a hacerle sufrir un poco.
Miró hacia abajo y vio el que la camiseta de él se había subido brevemente, dejando ver un trozo de piel blanca. Cecilia sonrió para sí, y con cuidado, se colocó sobre Niall con una pierna a cada lado de su cuerpo. Arrancó una un tallo de una fina planta, y con una mano cogió el borde de la camiseta, la cual empezó a subir lentamente hasta que quedó a la altura de los pectorales.

'Ay madre... ' pensó ella al verle así descubierto. Estuvo tentada a poner una mano sobre su cuerpo y comprobar si esos elaborados abdominales que el tenía estaban duros, pero no quiso arriesgarse. En cambio, agarró el tallo y empezó a moverlo rozando el ombligo del chico.
Niall se encogió ligeramente ante eso, pero no se despertó. Cecilia continuó con sus dibujos en el cuerpo de él, provocando que a veces se removiera.
En un momento, sorprendiéndola, fue obligada a ponerse con la espada en el suelo ya que Niall había salido de su sueño, y había agarrado las manos de la chica y había cambiado las posiciones, dejándola debajo.


- No. Hagas. Eso. - dijo pausadamente Niall intentando sonar medianamente amenazador, pero su sonrisa le delataba.

- Lo siento, la tentación me pudo - contestó ella - Además, ¡te habías quedado dormido!

- Mira por donde - exclamó el con gracia - Otra cosa de tenemos en común. - Cecilia chascó la lengua, y aprovechando que Niall relajó su agarre, hizo fuerza y volvió a cambiar las posiciones. - Te gusta estar encima, ¿eh? - dijo Niall pícaro y guiñando un ojo. Ella sonrío.

- No exactamente, pero me divierte ver cómo una chica puede contigo, nenaza.

- ¿Nenaza? Te vas a cag... Oh vaya, creo que se me ha metido algo en el ojo. ¿Podrías mirar? - Cecilia se acercó dudosa para ver el ojo de Niall, pero en ese momento, él, siendo muy listo, empujó con las manos y con las piernas y volvió a ponerse arriba - ¿Quién es la nenaza ahora? - Cecilia fue a mover los brazos pero Niall los agarró antes de tiempo inmovilizádola y poniéndolos por encima de su cabeza. Deslizó las manos por ellos hasta llegar a las de ella y entrelazar los dedos. Esto le obligaba a inclinarse un poco sobre el cuerpo de Cecilia. Ella fue consciente de la cercanía. Su pecho subía y bajaba.

'No, no... esto no debería estar pasado'  pensó ella.

¿O sí? ¿Se supone que este era el momento del beso? ¿Si esto fuera un libro, los personajes unirían sus bocas?
Quizás si que debería ser así, quizás tiene que ser así.
Pero la pregunta es, ¿ella quería que fuese así?
Y para su no sorpresa, la respuesta fue afirmativa.
Pero desgraciadamente, Niall se puso en pie deprisa, sacudiéndose el pantalón. Le tendió una mano a la chica.


- Es hora de irse, ya es tarde. Te llevaré a casa - ella asintió y aceptó la mano. Después, se montaron en la moto.


En el camino, Cecilia volvió a apoyar la mejilla en su espalda, y esta vez, sí que pasó las manos por su cintura. A la mierda los clichés.
Casi no habló, porque, ¿qué iba a decir?
"Hola Niall, antes casi nos besamos, bueno, casi no sé porque no sé si tú querías o no pero yo me moría de ganas de besar esos labios tuyos que tienes y acariciar ese pelo que me vuelve loca..."

'Uggh, cállate... ' pensó ella para sí misma.

El único momento en el que abrió la boca fue para indicarle a Niall dónde estaba su casa. Cuando llegaron, se bajaron, y Cecilia se colocó en frente de él.


- Pues ya estamos aquí... - dijo ella mordiéndose el labio y mirando hacia los lados.

- Sí.

- Em... Supongo que... Gracias, por todo, ya sabes.

- ¿Cecilia dándome las gracias? Esto debe ser un sueño - bromeó él.

- Cállate Horan o vuelvo a poner la norma, eh.

- ¿Asi que la habías quitado? - ella se encogió de hombros.

- Solo temporalmente - sonrió y se acercó al chico. Después, le dio un beso en la mejilla - Adiós Niall.

- Adiós Cecilia.



(...)



Victoria abrió los ojos y por dentro se maldijo varias veces a sí misma. Miró el reloj de la mesilla de la noche. Eran las seis y cuarenta y ocho de la mañana. 
'Vale, aún estoy a tiempo' 
Se deshizo con cuidado del brazo de Liam que la rodeaba y se puso de pie, después de salir de la cama. Miró hacia abajo y vio su cuerpo desnudo. Sonrió al recordar todo lo ocurrido horas atrás.Localizó su ropa en el cuarto y se empezó a vestir. No debería haberse quedado dormida, pero es que era una tentación, y después de todo lo que hicieron, había acabado derrotada.Joder con Liam, menudo Terminator era en la cama.Una vez ya vestida, miró de nuevo al chico que yacía en la cama.Era especial, ella lo sabía. Ese chico no era como los demás.A Victoria le había gustado, e incluso le daba pena desaparecer así, si decirle nada, que no se vuelvan a ver, pero no, ella no era así. Ella no podía estar atada a alguien.Se inclinó lentamente sobre Liam y rozó durante un segundo, y por última vez, sus labios con los de él.Después, bajó las escaleras y salió de la casa haciendo el más mínimo ruido.



(...)



La chica se posicionó delante de la casa y llamó a la puerta. Sentía que iba a explotar. El corazón le iba a mil, pero tenía que comprobar eso, tenía que saber si era cierto.
Liam abrió la puerta, y su cara fue épica al ver a Victoria ahí.


- ¿Estás solo? - preguntó ella fríamente.

- S... Sí - respondió frunciendo el ceño - ¿Qué haces aquí? - Victoria no contestó, simplemente entró en la casa esquivando a Liam.


Mierda, todo le sonaba muchísimo. El pasillo, el salón... Todo.
Para su sorpresa, sus pies la habían llevado involuntariamente hacia las escaleras, como si conociera aquello. Aterrada, subió las escaleras hasta llegar la planta de arriba, y fue a mano derecha institntivamente, justo donde estaba la puerta de Liam. Si todo era cierto, el cuarto le sería familiar. Si no era asi, simplemente sería una confusión suya.
Entró y rápidamente el corazón se le paró, la sangre dejó de circular, sus cuerdas vocales ya no emitían sonidos. Observó todo, acordándose de cada detalle que había. Pero lo que más atención tuvo fue una caja de cristal que contenía una máscara de Batman negra.
Victoria se tapó la boca empezando a sollozar. Fue hasta el antifaz y lo sacó de su cárcel, sosteniéndolo entre las manos.
Se sentó en la cama, mientras alguna lágrima se escapaba de sus ojos, y acarició el borde del objeto negro.
En su mente todo empezaba a tener sentido, las piezas encajaban.
Las reacciones de Liam... El comportamiento cuando se vieron por primera vez...
Y ciertas imágenes venían a su mente, recordándole hechos pasados.
De repente, escuchó un pequeño ruido, que era más bien una respiración. Sin girarse, dando la espalda al chico, comenzó a hablar.


- Tú te acordabas de todo, ¿verdad?

- Sí - respondió Liam apoyado en e marco de la puerta.

- ¿Y por qué no me lo dijiste? - preguntó con un sollozo.

- ¿Qué te iba a decir? ¿Recordar cómo desapareciste sin decir nada? - a pesar de todo Liam sonaba calmado. Ella oyó como él suspiraba, y segundos después, sorprendiéndola, lo tenía arrodillado frente a ella. - No entiendes cómo me sentí.

- Liam, yo no era buena para ti, yo simplemente quería pasarlo bien y punto - ella se echó el pelo para atrás con una mano. Liam iba a contestar, pero frunció el ceño al ver una venda rodeando la muñeca de ella.

- Dame tu mano. - exigió.

- Dios, las heridas del golpe ya se han curado. - dijo ella desesperada.

- No es eso. ¿Por qué llevas una venda? - no sabía si contestarle, le daba vergüenza - ¡Respóndeme! ¿No te habrás...? No has hecho ninguna tontería, ¿verdad? - ella levantó una ceja.

- ¡No me corto, si es lo que te preguntas! - dijo enfadada.

- Pues dame la mano.

- No. - Liam le cogió fuerte la muñeca, a pesar de que ella se resistía, pero acabó cediendo. Liam empezó a quitar la venda, para descubrir un tatuaje reciente: el símbolo de Batman. Liam alzó la cabeza y la miró a los ojos.

- Me gusta, ¿vale? - dijo ella agresivamente.

- ¿Ves? Por cosas así me gustaste. ¡Yo era como tú! Yo utilizaba a las chicas, pero te encontré a ti... Eras mi chica perfecta, ¿sabes? Dejé de querer acostarme con todas. Desde esa noche solo te quería a ti. Pero te fuiste sin decir nada... ¡Nada! Hubiese preferido que por la mañana me hubieras dicho que no querías nada conmigo, a desaparecer sin más. - ella bajó la cara, sollozando - Ni siquiera me diste la oportunidad de demostrarte que me interesabas de verdad. Y cuando te vi en casa de Harry... ¡Y tú no recordabas nada! Sentí que podía hacer las cosas bien esta vez. Y todo funcionaba pero... Las cosas parece que salieron mal.

- Lo... Lo siento - dijo ella en un hilo de voz.

- No lo digas si sabes que no es de verdad. Pero solo quiero saber una cosa. - Liam levantó la barbilla de la chica con un dedo, obligándola a mantener el contacto visual con él. - Dime que esa noche, cuando ocurrió todo, que yo solo fui un chico más y ya está, que no sentiste nada cuando me besabas, que cuando te fuiste lo hiciste sin remordimientos. Dímelo y te dejaré en paz, para siempre.


Victoria abrió la boca, notando como nuevas lágrimas amenazaban con salir.
Sentía que su corazón se encogía, que no iba a poder con su cuerpo.
No, no podía.
No podía mentirle, pero tampoco decirle la verdad.
Simplemente se levantó de la cama rápido, depositando la máscara sobre la cama, y salió de la casa sin mirar atrás, igual que aquella noche hace nueve meses, con la misma sensación de angustia y culpa en el cuerpo.



(...)



- Yo creo que con esto tenemos para un ocho, ¿no? - dijo Bianca escribiendo la última palabra en el ordenador.

- Sí, así está perfecto.


Después de tomar algo en el Starbucks y de que Victoria se fuese corriendo, fueron a casa de Alex para hacer el trabajo de Literatura. Llevaban unas dos horas y media con él, ya que decidieron hacerlo aquel día todo y quitárselo de encima.
Ahora habían acabado, al fin, y ya no tenían que pensar más en temas sobre el barroco o sobre la puta madre de un maldito escritor de la época.
Se quedaron sentadas en las sillas del comedor hasta que oyeron un carraspeo detrás de ellas. Ambas se dieron la vuelta y vieron a Sophie.
Bianca ese día la había conocido, y parece que a la pequeña le encantó ella.


- Vas happenin, Soph? - dijo Bianca. Alex la miró con una ceja levantada. - Se me pega de Zayn, ¿vale? - la otra sonrió.

- ¿Que quieres Sophie? - preguntó Alex.

- Habéis acabado el trabajo, supongo - ambas asintieron - Entonces... - la niña empezó a mover un pie - Podéis jugar conmigo - Alex y Bianca se miraron y encogieron sus hombros.

- Claro, - dijo la pelirroja - ¿a qué quieres jugar?

- ¿Metemos Barbies en el microondas? - expresó Alex ilusionada.

- ¿A qué clase de juego jugabas tú de pequeña? - le preguntó Bianca sorprendida.

- Pues a los normales.

- Sí... A los normales.

- Había pensado que podíamos jugar al escondite - dijo la niña.

- Uf, el escondite - empezó a decir Alex - Un juego mediocre en el que... - recibió un codazo de Bianca - ¡Claro, me encantaría jugar! - miró a su amiga fulminándola con la mirada.

- ¡Vale! Pero yo ligo - dijo Sophie entusiasmada. Se puso en una pared y miró a las dos chicas - ¿Os escondéis o qué? - estas reaccionaron y empezaron a subir las escaleras.

- ¿Y yo donde me escondo? ¡Que no me conozco mucho esta casa! - dijo Bianca.

- Pues donde veas. - Bianca fue hacia una puerta - En mi cuarto iba a esconderme yo... - pero era demasiado tarde, ella ya se había escondido ahí.


Alex miró a todos los lados, y decidió meterse en el cuarto de Harry, ya que se supone que este estaba en la cocina merendando. Entró y fue hacia el armario, ya que era de estos muy profundos en los que cabía una persona. Se metió dentro y con cuidado cerró las puertas, cogiendo aire y soltándolo.
Pasaron algunos minutos, en incluso oyó la voz de Sophie diciendo que había terminado de contar hasta  cien.
Alex encogió más los brazos y movió un poco los pies, sin mucho resultado, ya que el suelo de ese armario estaba infestado de cosas, ya fuesen zapatos como ropa interior.
Eso sí, olía a Harry, y era cómodo.
En un momento oyó cómo la puerta de deslizaba. Cerró los ojos instintivamente, no sabía por qué, pero solo le salió eso ante la idea de ser pillada.
Contuvo en aliento, incluso cuando oyó cómo alguien, seguramente Sophie abría las puertas del armario.
Alex abrió los ojos rápidamente, pero se llevó un susto al ver unos grandes ojos verdes que la miraban desde arriba.
Del impulso de encontrarse a Harry, se echó para atrás, pisando un zapato y por poco cayéndose. Bueno, "cayéndose". En realidad sería chocar con la fachada de los cajones. Pero una mano la sujetó de la cintura para que no se cayese, y ella puso las manos en el pecho de Harry como apoyo.
Le llevó poco darse cuenta de que Harry estaba sin camiseta.


- Iba a cambiarme pero... ¿Estás bien? - preguntó el susurrando. Seguramente sabía que estaba jugando al escondite. Alex asintió lentamente, como si a la vez estuviese asimilando que Harry semidesnudo la había sujetado de la cintura para que no se cayese y que ahora estaban peligrosamente cerca, con los rizos del chico casi rozando su cara. Alex bajó la mirada y se fijó en la infinidad de tatuajes que había en el cuerpo del chico. No es que antes no los hubiese visto, pero en ese momento se había parado detenidamente a observarlos. Con un dedo empezó  perfilar los pájaros que estaban dibujados por debajo de las clavículas. Harry la miraba atentamente. ¿Cómo podía ser alguien tan bonita? Con esos ojos claros que siempre brillaban, la sonrisa que iluminaba habitaciones enteras, ese pelo rubio oscuro que le caía en cascada y esas pecas que daban ganas de ponerse a besar cada una de ellas. Alex levantó la cara y miró al chico que la tenía firmemente sujeta y pegada a su cuerpo, y cuando miró sus ojos, perdiéndose en ellos, se le olvidó todo lo demás. Casi ni se dio cuenta de que la mano libre de Harry se posó sobre la mejilla de ella y fue descendiendo de su mandíbula a su cuello, hasta rozar la nuca.

- ¡Te pillé! Oh vaya... - dijo Sophie rompiendo el momento bonito entre aquellos dos - Veo que interrumpo algo - habló con malicia. Alex empujó a Harry apartándole, a la vez que se ponía roja.

- No, no interrumpes nada.

- Oh, claro que sí. Estabais a punto de besaros, es más, si fuese una película empezaría a sonar una canción bonita y os acabaríais besando. Pero yo ya me voy, y podéis seguir a lo vuestro, haced como si nunca hubiese estado aquí - Alex cada vez estaba más colorada. ¡No se atrevía a mirar a Harry!

- Sophie cielo, ven, vamos al salón a ver la tele - dijo Bianca apareciendo de repente y cogiendo a la niña de la mano. Alex articuló la palabra "gracias" con los labios, y Bianca le echó una mirada en plan "no hay de qué pero algún día de estos tendremos una charla". Las dos chicas, Bianca y Sophie, abandonaron la planta de arriba, dejando a Harry y a Alex de nuevo solo.

- Que conste que yo no te iba a besar - dijo Alex haciendo un gesto con la mano.

- Creo que eso no es así. En cualquier caso YO no te iba a besar, pero tu parecías muy dispuesta. - ella soltó una carcajada falsa.

- Por favor, no me hagas reír - Harry puso las manos en alto.

- No, si yo no hago nada, pero no creo que a Louis le guste saber que la chica que le gusta quería besar a su mejor amigo. - ella abrió la boca como indignada, mientras él luchaba por contener la risa.

- Uf, mira, olvida lo que ha pasado, bueno, más bien lo que NO ha pasado, porque no ha pasado nada, ¿entiendes? NA-DA. - marcó bruscamente. Después de eso salió del cuarto, pero asomó la cabeza y le apuntó con el dedo - Olvídalo. - Harry asintió frunciendo los labios, cómo dándole la razón.


Ella sacó la cabeza del cuarto de Harry bufando. Por fin el ya podría cambiarse de ropa, pero sobre todo, lo que al fin haría sería sacar esa sonrisa de pícaro que llevaba conteniendo.

'Cada vez más cerca...'



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Uf me cago en la leche lo que me ha costado escribir este capitulo
Definitivamente este es el mas largo que he hecho en mi vida
y es super importante! porque es la base por ejemplo para toda la historia entre lictoria
y a que ciall son mazo de asdfghjklñ
por cierto, la madre de cecilia es una puta, a que si?
y Halex, os he puesto momento guachi eeeh
Bueno, otro tema que queria tratar
Para el futuro, si veis que tardo mas de tres dias o cuatro en subir capitulo no me atosigueis, porque yo tambien estoy de vacaciones y tengo cosas que hacer.
Este cap he tardado en subirlo porque he estado tres dias fuera de mi house, y además porque es la polla de mazo de largo
Y bueno, esa eso y nada mas
Simplemente que este cap se lo dedico a la fea de Nerea Garcia porque si, porque me da la vena (te quiero guarra)
Y ya estaaaa
un besoteeee
se os quiereee:)

6 comentarios:

  1. Oh yo soy la guarra de Nerea García, a la que quiere mogollón que lo sé yo, y a la que mañana por la noche va a aguantar en su casita, simplemente decirte pequeño leprechaun que eres la niña que mejor escribe de todas, que me ha encantado este supr capitulo y que soy fan de todos, de Ciall, Halex(mucho mucho, puesto que soy alex) y de Lictoria, jajaja que eso que te quiero mil Lidiiiiiius. Te adoro no cambies. Te qiiero te quiero te quierooo. Siiiempree juntaas:):):)

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  2. Jodeeeer ! lo ame, este capitulo es la puta ostia! *-* me dejaste mal con tu novela anterior... y ahora esta me la eh leído en 1 día y estoy igual o peor que en la anterior ! un beso <3

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    1. Jjajaajajjaja aay pero no me digas que te deje mal! ajajajajaj
      Un besooo

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  3. Maaadre mia Lidia como puedes escribir tan bien? Es que este capitulo me ha flipado, sobre todo la parte en cursiva de Lictoria, y ya bueno Ciall son adorables adshzsaajds y el momento Halex igual, ojala me encontrara yo a Harry en mi armario jajaja
    Beeeeeesos y disfruta de las vacacionees:)

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    1. Jjajajajajaj la verdad es que si queme ha quedado bien
      laparte lictoria es muy asdfghjklñ
      ajajjaja
      igualmenteee
      un besiiin!:)

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